3 resultados para hipertensión

em Universidad de Alicante


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Fundamentos: Existe una gran diferencia entre el consumo de agua y las bebidas que contiene agua (bebidas carbonatadas, azucaradas, zumos o bebidas alcohólicas). El consumo de estas bebidas está relacionado con el desarrollo de enfermedades crónicas (obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión arterial o dislipemias). El objetivo es determinar la frecuencia de consumo de bebidas de los estudiantes de la Universidad de Alicante. Métodos: Estudio transversal descriptivo. Población 26.273 estudiantes. Se seleccionaron 396 mediante muestreo aleatorio simple. Se utilizó un cuestionario frecuencia consumo para estimar la ingesta individual. Variables: bebidas (n=12) y frecuencia de consumo (n=4). Resultados: El 29,6% de hombres y el 13,0% de mujeres consumen bebidas carbonatadas con azúcar a diario (p-valor<0,001). El consumo diario de vino es nulo. El 41,4% de la población consume cerveza y destilados semanalmente. El 76,1% de hombres y el 58,7% de mujeres, consumen alcohol como mínimo una vez a la semana, p-valor=0,001. Conclusiones: Los resultados plantean la necesidad de estudios epidemiológicos que orienten el desarrollo de políticas nutricionales dirigidas a reducir el consumo de bebidas azucaradas y alcohólicas entre la población joven. Mediante un trabajo conjunto entre las autoridades gubernamentales, medios de comunicación, industria alimentaria y la sociedad en general.

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El estado nutricional en los mayores es un factor que se asocia fuertemente a su morbilidad y calidad de vida. Profundizar en los factores que influyen en la malnutrición, esencialmente en los tratables o modificables, permitiría plantear medidas preventivas orientadas a mejorar el estado nutricional y su calidad de vida. La práctica de ejercicio en adultos mayores se ha generalizado como la llave para un envejecimiento activo y saludable, demostrando su influencia en la prevención de problemas de autonomía e independencia en dicho grupo poblacional, sin embargo, no se ha particularizado suficientemente su relación con la presencia de riesgo de malnutrición en mayores, ya sea por exceso o defecto, ni tampoco en el grupo de mujeres mayores de 60 años. Existen resultados de estudios serios que establecen la alta prevalencia de malnutrición en adultos mayores, sin embargo, son muy pocos los estudios enfocados a la situación nutricional de la mujer mayor de 60 años. El presente estudio tuvo como objetivos el valorar el estado nutricional en mujeres mayores de 60 años según diferencias con la práctica de ejercicio físico; comparar el estado nutricional entre grupos con y sin práctica de ejercicio físico; identificar factores relacionados con la presencia de riesgo de malnutrición e identificar factores de riesgo de malnutrición dicho grupo etario. Es un estudio transversal, comparativo realizado dos grupos; uno formado por mujeres mayores de 60 años que practican ejercicio sistematizado, integrantes del Club de “La edad de oro” del Gimnasio Multidisciplinario del Centro Universitario Tampico-Madero(CUTM) de la UAT y otro grupo control que no practica ejercicio sistematizado y que acuden a la Clínica de Medicina Familiar del Instituto de Seguridad y Servicio Social de los trabajadores del estado (ISSSTE), en una muestra total de 418 mujeres estudiadas. Se incluyeron como variables; la evaluación del estado nutricional según la Escala “Mini Nutritional Assessment” (MNA), la detección de factores asociados: psicosociales, sociodemográfico, económicos y fisiológicos, por medio de la Encuesta de antropometría y estado actual: (EAEA) y la Encuesta de aspectos demográficos, de salud y físicos (EFA). Resultó de 418 mujeres mayores de 60 años, 208 pertenecientes al grupo sin ejercicio y 210 al grupo con ejercicio. Con una media de edad en el total de mujeres de 67.0 (SD4.7) años, con un rango mínimo de 60 años y máximo de 81 años. El 58.4% tiene estudios de nivel Bachillerato (medio superior) a nivel superior, el 53.6% tiene de 4 hijos a más y el 67.9% tiene un ingreso económico mensual igual o superior a $4001.00 pesos mexicanos ($246.64 euros). Según grupo de estudio, se encuentran diferencias en la edad, educación e ingreso económico, siendo el grupo que no hace ejercicio las de mayor edad, mayor nivel de estudios y mayores ingresos económicos (p< 0.05). La enfermedad actual con mayor porcentaje es la hipertensión (33%), seguida por diabetes (21%) y por ambas enfermedades (14%). Según grupo de estudio, se encuentra diferencias en la presencia de la diabetes, que es de mayor porcentaje en el grupo de mujeres que hace ejercicio (29% vs 13%). En relación a los resultados del MNA el 57.4% se encuentra en riesgo de malnutrición, encontrando diferencias estadísticas entre grupos de estudio, siendo el grupo que no hace ejercicio el de mayor riesgo nutricional (71% vs 44%). De acuerdo a niveles establecidos por la OMS, para el Índice de masa corporal (IMC), el 81.1% del total está ubicado en niveles de sobrepeso y obesidad y el 18.7% en nivel normal. Se realizó el análisis de regresión logística por separado: grupo de mujeres que hacen ejercicio y las que no hacen ejercicio. Los factores que resultaron influyentes para problemas nutricionales fueron igual para ambos grupos: los problemas psicológicos y la pérdida de peso reciente; al igual que para el grupo total, la no glicemia se comporta como factor protector para ambos grupos. En el grupo que hace ejercicio se identificó como factor influyente la pérdida del apetito, a diferencia del grupo que no hace ejercicio donde se identificó la presencia de hipertensión como factor influyente en el deterioro nutricional. Se concluye que la presencia de cifras altas de glucosa en sangre y problemas psicológicos o depresión leve son factores de riesgo a problemas nutricionales, independientes a realizar ejercicio o no. La presencia de anorexia vs no tenerla y la pérdida de peso reciente son factores de riesgo de malnutrición independientemente de hacer ejercicio o no hacerlo. Presentar hipertensión en el grupo que no hace ejercicio es un factor de riesgo de malnutrición. La práctica de ejercicio es un factor protector de malnutrición, incluso con enfermedad crónica actual, para la población estudiada.

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La obesidad es una enfermedad crónica, compleja y multifactorial que suele iniciarse en la infancia y la adolescencia. La prevalencia de la obesidad está aumentando tanto en países en vías de desarrollado como en países desarrollados. Según la OMS, la obesidad está declarada como una epidemia global que incluye tanto a los niños como a la población adulta. La obesidad supone un mayor riesgo para enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, la enfermedad cardiovascular, hipertensión, accidente cerebrovascular y ciertas formas de cáncer. He llevado a cabo un estudio cualitativo, basándome en la investigación-acción, para modificar estilos de vida en adolescentes con obesidad y sobrepeso. Durante un periodo de dos meses, he realizado una observación participante en la consulta de pediatría de Atención Primaria de Novelda, para investigar los factores que intervienen en el desarrollo de la obesidad infantil entre niños de 10 a 13 años. Entre los factores externos más influyentes en el desarrollo de la obesidad, fueron el ambiente familiar, psicosocial y escolar. Para apoyar mi teoría, hice una búsqueda bibliográfica. Los resultados obtenidos en el estudio confirmaron la gran influencia que ejercen estos factores y por eso, la educación sanitaria es de gran importancia para que abarque todos ellos y se consiga una disminución del IMC en la población infantil.